Ya sabemos que la intensificación en la producción ganadera y agroforestal que estamos
llevando a cabo en las últimas décadas está estrechamente vinculada con la aparición y
propagación de la pandemia de la COVID-19. Está demostrado que estos modelos
globalizados de producción intensiva son el caldo de cultivo perfecto para que escenarios
tan dramáticos como el actual se repitan cada vez con más frecuencia y mayor virulencia.
Aún así, la forma en que esta crisis sanitaria está afectando a las personas y los territorios
en nuestro país es desigual, incluso si circunscribimos sus efectos al medio rural. Por esta
razón, este pasado jueves se ha convocado la Mesa Redonda Abierta 'Pandemia y
sistema alimentario en la Sierra de Aracena', en el marco del proyecto Inspira
Territorio, impulsado por la asociación Los Pies en la Tierra y que diversas entidades
y administraciones están desarrollando en la comarca onubense desde el mes de octubre
de 2020.
El objetivo ha sido el de conocer de cerca cómo está afectando esta situación a las
personas que viven y trabajan vinculadas al sector alimentario en la Sierra de Aracena. El
evento, no podía ser de otra manera, se ha desarrollado en la plaza virtual de Internet, el
único lugar aséptico (¿?) que nos permite encontrarnos y congregarnos sin riesgo de
extender los contagios. Ojalá pronto podamos volver a juntarnos, de verdad, pues esta
falsa presencia, este simulacro de relaciones ya cansa.
Después de un repaso general donde se puso el foco en la zoonosis (enfermedades o
infecciones que se dan en los animales y que se transmite a las personas en condiciones
naturales), tomaron la palabra los y las vecinas de distintos pueblos de la sierra, por
muchos meses uno de los lugares en los que el número de casos de coronavirus se ha
mantenido en niveles relativamente bajos. El aislamiento es lo que tiene.
En el concurrido escenario virtual han participado negocios vinculados al cerdo ibérico,
hortelanas que producen y venden en proximidad, transformadores de productos
primarios, comercios de alimentación, temporeras, cazadores, restauradores... nichos
vinculados con el sistema alimentario de la Sierra, en otro tiempo autárquico, hoy
colonizado por la globalización y el neoliberalismo, vestidos de Mercadona o
Lidl.
Se ha hablado del cansancio por la excesiva duración de esta epidemia y de la
incertidumbre ante un mañana mismo bastante incierto. De la necesidad de reactivar los
mercados locales, de la puesta en marcha de obradores colectivos y centros para la
formación en agroecología. Y cómo no, de la fragilidad que conlleva la precariedad de
muchos de los trabajos rurales, que a su vez esta pandemia retroalimenta. Las propuestas
han ido en la línea de la concienciación y la formación como ejes centrales, de afianzar los
lazos locales entre las personas, de la creación de redes y alianzas. Y también de reducir
la burocracia y de actuar más al margen de las instituciones.
Desde la asociación Los Pies en la Tierra trabajamos de cerca con distintos ayuntamientos
y administraciones públicas de la comarca, y no nos es ajena ni mucho menos la presión
que están sufriendo frente a lo que ya era una situación compleja antes de la pandemia.
Somos testigos de esa congoja paralizante, pues reconocemos que esto nos ha superado a
tod@s. Pero necesitamos actuar; es necesario seguir trabajando y ahora tal vez con más
sentido que nunca. Y no se trata solo de poder llevar un plato de comida a la mesa. Ha
habido que hacer, por ejemplo, un tremendo esfuerzo colectivo, desde muchas entidades
y colectivos de toda España, y pelear por que se permitiera el desarrollo de mercados
locales, como otra actividad de abastecimiento de alimentos, igual que los grandes
hipermercados y las tiendas minoristas. Un reconocimiento que ha llegado en muchos
casos tarde y siempre dependiente del libre albedrío de la autoridad local competente. Y
aún siguen sin autorizarse este tipo de actividades en muchos municipios. La atención y el
cuidado de huertas y animales en las fincas, además, ha costado sanciones y castigos a
muchas personas por no poseer títulos de propiedad o de derecho de explotación.
Las normativas locales son, en este sentido, herramientas de indudable importancia,
partiendo desde las administraciones más cercanas al territorio. Porque todas estas
cuestiones son fundamentales para la necesaria transformación ecológica, para transitar
hacia modelos más sostenibles, también en la alimentación. Lo que demuestra este
alejamiento de las administraciones hacia lo que deberían salvaguardar, es que tal
transición ecológica no está entre sus prioridades, o se encuentra muy muy abajo en la
lista.
Sabemos que esta situación asediada por el miedo y la zozobra durará un tiempo aún,
pero también que desde proyectos como Inspira Territorio se está apostando por generar
espacios de construcción colectiva para, entre todas, reflexionar sobre lo que estamos
haciendo con nuestra alimentación y con todo lo que la rodea. Porque esto no va solo de
la dieta; hablamos de un sistema imbricado que mezcla también la economía y el empleo,
lo que producimos y la pérdida del sector primario (fundamental en los entornos rurales),
la despoblación, la precarización de la vida, la pérdida de biodiversidad y de fertilidad de la
tierra, el envejecimiento de la población y el abandono de los territorios. Y del derecho a
una alimentación sana, de una producción diversificada, saludable y de proximidad, de
una economía de los cuidados, hacia el entorno y las personas. El objetivo no es a corto
plazo, pero Inspira Territorio quiere poner los cimientos de una base amplia y plural y de
una estructura permanente y sólida que sean capaces de llevarnos hasta los objetivos
propuestos. Podemos aprender además de otras experiencias que están ocurriendo por
distintos lugares de nuestra geografía. Pero nada de esto ocurrirá sin las personas de la
Sierra, sin que los y las vecinas de los pueblos se sumen y participen, sin que deseemos
juntas este cambio común para el que hay que hacer una apuesta clara y decidida.
Está en nosotras también decidir si todo esto ha de suceder al margen de las instituciones
locales.
Contáctanos:
Inspira Territorio - inspiraterritorio@gmail.com;
Asociación Los Pies en la Tierra - casetonpenlat@riseup.net
Dani López García
Miembro de la asociación Los Pies en la Tierra